Desde
hace décadas ya, la industria de alimentos procesados para consumo humano ha
venido creciendo de manera vertiginosa con el fin de abastecer la demanda de
comida que existe actualmente en el mundo, sin embargo, como toda empresa bien
administrada, esta industria en su afán lógico de ganar más invirtiendo menos,
ha optado por el uso de “herramientas” que permiten la elaboración de productos
de apariencia natural, sin tener que esperar a que la Madre Naturaleza provea
orgánicamente sus ingredientes, dándoles una venenosa capacidad de producción.
¿A qué ha llevado esto?... insisto, las
empresas buscan abastecer un mercado ávido de productos para consumo, y que
aparte, faciliten la vida, ¿por qué no? De ahí que sea tan atractivo el solo
abrir el refri, destapar una botella, y tomar “leche”. A, licuar almendras
(remojadas desde la noche anterior), colarlas, regresar a la licuadora, agregar
ajonjolí (también remojado), unos dátiles o pasas, e igual un chorrito de
vainilla, y voilá, una LECHADA… (todo esto somnoliento a las 06:30)
En ambos casos, el factor es el Tiempo
(y más adelante el impacto a la Salud).
La industria alimenticia lo que nos
vende es nuestro propio tiempo; hacer una sopa en tres minutos, un atole de
avena de igual tiempo, unos tacos dorados para horno, también, de tRes minutos.
¿Bebidas?, jugo de naranja… de la botella, ¿exprimir arándanos? ¡Perdóooon!.
¿Frijoles en 45 minutos?... ¡Solo destapa, calienta y ya! Y qué decir del
servicio a domicilio, 30 minutos o gratis, -no, pues pídete dos-, y ¡siempre
son al 2 x 1 ya! Comida para bebé, no bueno… Igual, destapa, agrega agua y
¡SUCK!.
Y para ahorrar todo ese tiempo, (que,
¿en qué se invirtió?), los productos tienen un sinfín, una amplia variedad, un
excelente surtido de… ADITIVOS. Partamos de los conservadores obligados y
“permitidos”, luego que el colorante para que se vea más mango, y más “goma”
para que se vea más cremoso, y este otro polvito para que huela más bonito… En
fin.
Nos terminan dando, en honor a la calidad,
higiene y practicidad necesaria, un coctel de químicos, que de alguna forma
NOSOTROS estamos pidiendo. Reconozcamos.
Para tomarse un isotónico o
rehidratante natural después del ejercicio, hay que prepararlo, y al tomarlo
posiblemente se le harán caras, porque no se ve ni sabe súper. Pero de que es
100% efectivo, lo es; pero si nosotros pedimos que sea frío, en una súper
botella, de un color espectacular, y de sabor y olor dulce e inigualable… pues
cómpralo en la maquinita, o en la tienda. Pero SABES, que lo que tomas ahí no
es nada de lo que necesita tu organismo después de la cascarita. Mejor la
caguama. (¿Lo dije y lo escribí, o lo pensé?) Bueno, en la entrada “El Impacto Publicitario” se señala el poder de los medios dentro de estas decisiones también.
Esta entrada estaba pensada para
platicar de una charla en particular, que tuvimos con alumnos de secundaria y
preparatoria dentro de su escuela. Obvio salió el tema de la cerveza, de que si
era “mala”… ¿Qué decir del contenido de 355ml de refresco de Cola, a la misma
cantidad de una cerveza “clara”? Pero esto lo hablaremos en otra entrada.
"Garnacheando" en la escuela |
En esta ocasión el tema fue el Tiempo
que nos “revende” la industria de los alimentos, y a costa de qué. ¿De hacernos
propensos a diabetes, a hipertensión, a obesidad, a desgano, falta de energía
crónica, de instalarnos en la gastritis y colitis eternas, etc…? De que sabemos
que una salsa “Valentona”, en vez de una hecha en casa nos va a desgraciar el
estómago, ¿lo sabemos, no?
De que abrir un yogurt de marca, a
esperar a colar los búlgaros esto es mejor, también.
Del ejemplo de la lechada y de los
jugos enfrascados, “pos” ¡ni qué decir! entre uno hacerlos y comprarlos.
Entonces, por qué…
¿Por qué,
Torito?...
¿Por quéeeee? Jajajaja…
¡SaludOS!