Hablemos del pH… ¡Como si fuera fácil! Es todo un tema en
la Química en general, por lo esencial del señor Hidrógeno, y en la
Alimentación siempre ha sido un tema someramente tratado, siendo que es
determinante para nuestro estado general de Salud.
“¡Alivia la
acidez!… toma un antiácido, contra la acidez…” dictan los anuncios de t.v.,
consejos de amigos, familiares o del mismo farmacéutico, y hay decenas de
productos que prometen aliviar los malestares de los efectos de estas
reacciones químicas dentro de nosotros, sin jamás voltear a ver el origen de
estas condiciones gastroesofágicas, y añadiendo las emocionales, o sea “gastroesofagicoanímicas”*
¿Qué está sucediendo dentro de nosotros
cuando estamos con agruras,
malestar,
regurgitaciones, mal dormir,
inflamación, ardor y otros síntomas
más?
Pues que la
batalla química interna está a todo lo que da. Y todas las fuentes de acidez
están ganando y literalmente cociendo químicamente nuestro interior gástrico,
que puede ser desde la boca hasta el ano… Esta batalla o reacción química
libera energía como calor, efervescencias, ruptura de moléculas, producción de
gas, creación de otras sustancias químicas y más. Eso es lo que está pasando
dentro, eso es lo que inflama, arde, duele, o nos pone bien “gaseosos”.
Una de las
razones principales es el consumo de lácteos, no hay duda, de hecho hasta
algunos galenos “conscientes” ya recomiendan “dejar la leche”, sin embargo si
se desea erradicar estas condiciones, es indispensable dejar por la paz, y de
una buena vez y para siempre, si, así de radical, el consumo de leche de vaca y
sus derivados lácteos, mas no los fermentados, es decir, yogurt, jocoque y requesón, se salvan.
Dar este paso
es sustancial en la mejoría de síntomas (y a veces hasta para su solución
total), desafortunadamente la industria láctica nos presenta estos productos
con campañas de hostigamiento intentando convencer que la leche light cae
mejor, que la descremada “no engorda”, que la deslactosada “le va bien a los
alérgicos”. Aparte de que si llegas a los 40 está la que tiene Omega 3, hay la
“Silver”, deslactosada light, semi descremada, entre otras, aparte de su dudoso "gran aporte de calcio". Para los infantes
las hay saborizadas, coloreadas y azucaradas. Aparte la gama de derivados como
los quesos untables, o los amarillos, dedos de queso, en fin… la oferta es
inmensa.
Y esto es
solo el tema lácteo en torno a la acidez estomacal, que es la razón de esta
entrada del blog, pero repito, es actualmente “La Razón” principal de los
malestares gástricos más comunes de la población. Y al ser esto tan
generalizado, es obvio que los paliativos están a la orden del día y hace que
el “sentirse mal” sea algo normal, común y fácil de remediar en cualquier
farmacia.
Ver esto
“normal” es abrir la posibilidad de gestar silenciosamente males más
importantes y drásticos como cánceres de esófago, estómago, colon y recto.
La
ACIDEZ también la provocan los refrescos y las harinas blancas, ambos por la
refinación tanto del azúcar contenida en las sodas (y sus ácidos como el
fosfórico), como de las harinas en galletas, pastas, frituras, etc… que al
entrar a nuestro organismo tendrán forzosamente que generar una reacción
adversa con la Alcalinidad “quasi” natural de nuestro interior.
Básicamente
el mensaje en esta ocasión es adherirse a una alimentación alcalina, ya que la
ACIDEZ por si misma no se puede tratar en una sola entrada de blog; de hecho
será un tema continuo, y más allá del factor químico, es necesario ahondar más
en lo que la provoca, y evitarlo. Por lo mismo, y para dejarlos descansar en
domingo de tanto leer, la tarea será solamente no comprar lácteos para la
semana entrante, ¡experimenten el cambio!, nada pierden; y para mi hacer otra entrada en torno a este tema, que ojo, no es lo mismo la acidez estomacal, que la acidificación del organismo.
¡SaludOS!
* ya hablaremos...