Creo que hasta ahora ha quedado claro que “Trofologuear”,
no incurre exclusivamente en el terreno de la Alimentación. Una forma de ver la
acción de “trofologuear”, es estar al tanto de los tóxicos que se ingieren, por
cualquier vía, o a los que se está expuesto cada uno de nosotros y nuestros
seres queridos en el día a día, en este caso, los “peques”.
Hace unas
semanas se presentó en la Cineteca Nacional un ciclo de películas “de Disney”,
en versiones originales, y de entre la Cenicienta, Pinocho, Bambi, y otras
historias más, Yo fui invitado, en familia, a ver Dumbo. Sin duda, y abriéndose
al tema de los valores, resulta ser una historia conmovedora; tanto de
superación, de autoestima, aceptación, fortaleza, amor y valentía. Es decir, un
coctel de emociones que a la fecha entiendo se perciben un tanto lejanas en ciertas
aficiones lúdicas de los infantes.
No me quiero
meter al tema de “pérdida de valores” porque definitivamente es necesario
considerar que “son otros tiempos”, otros medios, nuevas tecnologías y una
enorme cantidad de conexiones mediáticas y/o mercadológicas que existen en
torno a un mismo tema o personaje de ciencia ficción. Retomando a Dumbo, o
Pinocho, y hasta al mismísimo Bambi, no dejan de ser unos “dramones” pero en
donde “la estética” de la imagen que se percibe es más “ligera”, en el sentido
de los estímulos. Me explico:
Pensemos en
Star Wars, o “La Guerra de las Galaxias”; es una historia más de la eterna
lucha del Bien contra el Mal, y la constante penuria del Ser Humano entre estar
de un lado o del otro, a la par, conlleva temas de odio, traición, secretos, un
poco de violencia emocional, -la física esta muy controlada-, disparos,
batallas, e incluso, incesto dada la “relación” que llega a sospecharse entre
Luke y la Princesa Leia, quienes resultan ser hermanos. Todo esto contrasta con
la “tierna” digamos, historia del elefantito orejón que es “buleado” por la
banda, pero que resulta ser un maestrazo en artes circenses, por su exclusiva
habilidad de entre los elefantes, de poder volar.
Ahora, si
bien estas dos historias no son dirigidas al mismo público, hay versiones
animadas para televisión de “La Guerra de las Galaxias” producidas por
fabricantes de juguetes, en las que se “infantiliza” la historia, pero mantiene
los mismos mensajes para “compitas” de 4 – 5 años. Y entonces ya se inmiscuye
el concepto del odio, de la lucha, la venganza, la destrucción, el
aniquilamiento, y más emociones “tensas” en edades que definitivamente creo,
deberían estar viviendo o percibiendo los conceptos de Amor, Aceptación,
Protección, Solidaridad, e insisto, no es que la otra historia no los tenga del
todo, pero la estética indudablemente no es la misma.
Simplemente
el estímulo que se logra se detecta inmediatamente en el actuar de los niños y
niñas; verse identificado con un súper héroe infantilizado, (porque hay
capitancito américa, hulkito, spidermancito, ironmancito y todos los que
quieran) los hacen actuar, pelear, combatir, y a la vez, angustiarse, tensarse
y adoptar las emociones de su personaje favorito, hasta el grado de gritar
igual o hasta enojarse a un nivel personal alto. Obviamente las “novelas de
Disney” no se quedan atrás en el dramatismo, y lo mismo puede resultar
angustiante un venadito abandonado, o huérfano, o una chica maltratada por sus
hermanas, en fin…
Como siempre,
esto es debate, y así queda, porque sin duda habrá personas que no les resulte
nocivo que se perciban disparos, golpes, explosiones destrucción “malévola”,
aun en estas versiones para menores, y que cada vez quede más atrás historias
con diálogos sobre el poder o trascendencia de la mentira como en Pinocho, o
las absurdas bromas de un “Pájaro Loco” (en caricaturas, lo cuál es otro tema)
que son francamente inocuas y conservan un alto grado de inocencia, la cual
debería permear Siempre en nuestras Vidas. Así como en la alimentación, -ahora
si-, el “retorno a lo natural” es una de las claves para deshacerse de los
tóxicos, sean físicos o emocionales. Y como hemos dicho, ya que todo esta
íntimamente conectado, hasta con estos detalles de ¿qué es lo que vemos?,
podemos ir controlando o “dosificando” nuestros niveles de acidez tanto física
como emocional.
O ¿no me
digan que intentar dormir después de ver en la noche tres capítulos de “The walking dead”, se duerme muy tranquilo? Aparentemente si, por el cansancio, pero emocionalmente para nada, y de ahí el desgano al otro día, fatiga, ganas de estar come y come carbohidratos... insisto, todo está relacionado. ¡Ojo con lo que vemos!
¡SaludOS!