Hace unos días, estando en asesoría, un señor reporta
exceso de acidez en el momento, y lleva ya al menos seis semanas en
alimentación atóxica, bajo un proceso de desintoxicación.
¿Por qué?
No me lo
explico yo al principio, y las conjeturas iniciales siempre son sobre si está
remojando sus semillas, si no ha excedido el consumo de leguminosas, o si acaso
no se tomó un vasito de leche, de la que todavía le da a sus hijos… (¿?). Y
pues no. Para mi sorpresa y gusto, aparte de que ya había logrado posicionar la
lechada de almendras entre sus pequeños, fue que nada estaba haciendo mal, pero
el señor andaba incómodo. Transcurrió el tiempo de la plática todo en orden y,
al final, al volverle a preguntar cómo se sentía, insiste en la acidez, y pues
el “remedio”, estando en detox, regularmente es el bicarbonato; una cucharadita
en un vasito con agua y listo, se lo ofrecí y lo aceptó.
Ya en la
despedida, y en plática ajena al tema “trofo”, me cuenta el anécdota que horas
antes de llegar a la cita, en un crucero alguien le gana el paso y terminan en
una situación de enfrentamiento casi a golpes… ¿Resultado?, no de quién ganó ni
nada, al final ni se pelearon… el resultado, es la acidez que sufría el señor
en esos momentos.
¿Haces mucho
coraje cuando la pasta de dientes no está en su lugar, o cuando no encuentras
el control de la tele?... Que tu equipo favorito pierda, que no te traigan un
reporte a tiempo ¿cómo lo expresas?… ¿Cuántos gritos les pegas a tus hijos al
día?... Cuando vas en tu auto por la calle, y en una espera de semáforo te
quieren limpiar el parabrisas, y no lo deseas, ¿manoteas y le dices al joven de
cosas y te enojas?
O un poco al
revés…
Sales a la
calle, y andas –si, con todo y lo que sabemos de la inseguridad- ¿miedoso?...
¿dudas de que las cosas te salgan bien, sin que las hayas hecho realmente?, ¿te
preocupan cosas que no han pasado aún?
Estas
emociones, que son sobresaltos a nuestro estado de ánimo general, -ya de por sí
estresado-, lleva a nuestro organismo a picos de adrenalina innecesarios y que
en gran medida lo acidifican a la par de la comida tóxica procesada. O sea,
hacer un “entripado” (entiéndase como coraje o rabieta extrema) lleva a
nuestros sistemas a un nivel de alerta elevado, y por consiguiente a sus
órganos secretar sus productos sin necesidad; adrenalina, jugos gástricos,
bilis, de la nada, y solo por andar de enojones.
Con un susto
igual, el espanto ante algo, va a mantener al cuerpo en estado de alerta para sobrevivir.
Entonces, igual…adrenalina, bilis, etc, etc… etcétera. Y las películas, series,
juegos de video y más estímulos violentos van a sumar para este estado de
tensión / estrés constante.
Esto es
dentro del tema de la acidez un factor bien importante, no podemos hacer a un
lado las experiencias vividas en el paquete completo que es nuestra salud
general, no significa el no “vivenciar” circunstancias, pero si el manejar
emocionalmente nuestras reacciones ante la cotidianidad de forma consciente, es
decir, no exagerar en el enojo, la aprehensión o la pasión extrema cuando esto no
lo amerite, ya que un despliegue súbito de adrenalina por una nimiedad de
tránsito no vale la pena. Una preocupación sin sentido, solo por salir a la
calle o, repito, una sobre estimulación pasional por videojuegos, deportes o
historias nos impactarán a largo plazo tal como si nos mantuviéramos en el
consumo de productos tóxicos.
Emociones mal
llevadas, nos acidifican y contribuyen al desarrollo de hipertensión, falta de
sueño, colitis, gastritis y más… mucho más… así que a relajarnos para no
acidificarnos, y a sumar con una excelente alimentación atóxica.
¡SaludOS!