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viernes, 24 de julio de 2015

MÁS ACIDEZ…

Hace unos días, estando en asesoría, un señor reporta exceso de acidez en el momento, y lleva ya al menos seis semanas en alimentación atóxica, bajo un proceso de desintoxicación.

       ¿Por qué?

       No me lo explico yo al principio, y las conjeturas iniciales siempre son sobre si está remojando sus semillas, si no ha excedido el consumo de leguminosas, o si acaso no se tomó un vasito de leche, de la que todavía le da a sus hijos… (¿?). Y pues no. Para mi sorpresa y gusto, aparte de que ya había logrado posicionar la lechada de almendras entre sus pequeños, fue que nada estaba haciendo mal, pero el señor andaba incómodo. Transcurrió el tiempo de la plática todo en orden y, al final, al volverle a preguntar cómo se sentía, insiste en la acidez, y pues el “remedio”, estando en detox, regularmente es el bicarbonato; una cucharadita en un vasito con agua y listo, se lo ofrecí y lo aceptó.

       Ya en la despedida, y en plática ajena al tema “trofo”, me cuenta el anécdota que horas antes de llegar a la cita, en un crucero alguien le gana el paso y terminan en una situación de enfrentamiento casi a golpes… ¿Resultado?, no de quién ganó ni nada, al final ni se pelearon… el resultado, es la acidez que sufría el señor en esos momentos.

       ¿Haces mucho coraje cuando la pasta de dientes no está en su lugar, o cuando no encuentras el control de la tele?... Que tu equipo favorito pierda, que no te traigan un reporte a tiempo ¿cómo lo expresas?… ¿Cuántos gritos les pegas a tus hijos al día?... Cuando vas en tu auto por la calle, y en una espera de semáforo te quieren limpiar el parabrisas, y no lo deseas, ¿manoteas y le dices al joven de cosas y te enojas?

       O un poco al revés…

       Sales a la calle, y andas –si, con todo y lo que sabemos de la inseguridad- ¿miedoso?... ¿dudas de que las cosas te salgan bien, sin que las hayas hecho realmente?, ¿te preocupan cosas que no han pasado aún?

       Estas emociones, que son sobresaltos a nuestro estado de ánimo general, -ya de por sí estresado-, lleva a nuestro organismo a picos de adrenalina innecesarios y que en gran medida lo acidifican a la par de la comida tóxica procesada. O sea, hacer un “entripado” (entiéndase como coraje o rabieta extrema) lleva a nuestros sistemas a un nivel de alerta elevado, y por consiguiente a sus órganos secretar sus productos sin necesidad; adrenalina, jugos gástricos, bilis, de la nada, y solo por andar de enojones.

       Con un susto igual, el espanto ante algo, va a mantener al cuerpo en estado de alerta para sobrevivir. Entonces, igual…adrenalina, bilis, etc, etc… etcétera. Y las películas, series, juegos de video y más estímulos violentos van a sumar para este estado de tensión / estrés constante.

       Esto es dentro del tema de la acidez un factor bien importante, no podemos hacer a un lado las experiencias vividas en el paquete completo que es nuestra salud general, no significa el no “vivenciar” circunstancias, pero si el manejar emocionalmente nuestras reacciones ante la cotidianidad de forma consciente, es decir, no exagerar en el enojo, la aprehensión o la pasión extrema cuando esto no lo amerite, ya que un despliegue súbito de adrenalina por una nimiedad de tránsito no vale la pena. Una preocupación sin sentido, solo por salir a la calle o, repito, una sobre estimulación pasional por videojuegos, deportes o historias nos impactarán a largo plazo tal como si nos mantuviéramos en el consumo de productos tóxicos.

       Emociones mal llevadas, nos acidifican y contribuyen al desarrollo de hipertensión, falta de sueño, colitis, gastritis y más… mucho más… así que a relajarnos para no acidificarnos, y a sumar con una excelente alimentación atóxica.

       ¡SaludOS!