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domingo, 8 de noviembre de 2015

Soltar...



Tener o dejar de tener,
hacer o dejar de hacer,
consumir o dejar de consumir,
he ahí el dilema…

El ser humano genera costumbres, rutinas o hábitos que se adoptan para dar seguridad o estabilidad a actos diarios; desde el acomodo de cosas, horarios, atuendos… hasta, si, efectivamente, lo que comemos.

       Desafortunadamente nos gusta el hecho de tener, de poseer, sea lo que sea, y en esta dinámica todo lo que se nos da lo acumulamos y definitivamente, otra de las grandes circunstancias es que nos es difícil soltar. Somos naturalmente “de apegos”.

       Por ejemplo la común declaración en cuanto a las enfermedades: “Tengo gripa”… “me dio fiebre”… necesito tal o cual pastilla para “mi gastritis”. TENGO cáncer, fulanito TIENE leucemia y así hay muchos más ejemplos.

       Hacer un proyecto temporal de Trofoterapia (y en general, cualquier cambio alimenticio y/o de hábitos) implica de manera contundente dejar apegos y costumbres de consumo que desafortunadamente llegamos a considerar inocuas, como “no despierto sin mi cafecito (soluble) de la mañana”, “nuestra barbacoa de los domingos no la perdonamos”, la conchita con nata de la noche, el postre después de comer, el cigarrito para ir al baño... ¿o no lo han escuchado?

       Dejar esas pequeñas acciones, que insisto, consideramos inocuas, es una determinación que implica “dejar morir” una acción en nosotros. Y solo de pensarlo duele, ya que “cambiar” significa literalmente dejar de ser y hacer algo que vivía en y por nosotros, ya si era bueno o no, es otro asunto. Pero dejar de ser o hacer algo es entrar en terrenos nuevos que, en lo que detectamos si es positivo o no para nosotros, en principio ya generó un conflicto. ¿Lo hago o no lo hago?, ¿lo dejo o no lo dejo?, ¿me lo tomo o no me lo tomo?

       ¿Cuál es la herramienta indispensable para vivir el duelo al dejar apegos?, ¡dar el paso!. Simple y sencillo. Las cosas que dejamos ahí se quedan, pero quien evolucionó fue uno. El que lo trascendió fue el que avanzó en la decisión, en la acción. Y eso es el primer aliciente para dar una connotación positiva a cualquier cambio. Atreverse es darse u otorgarse la capacidad de hacer algo, en este caso, de dejar atrás lo que de cierta manera intentábamos cambiar con el tiempo. Igual se dice que “el tiempo lo cura todo”, y en este caso la cura que solicitamos al tiempo para resolver algún conflicto afectivo (tanto a cosas, personas o alimentos) es la misma acción de ATREVERSE a hacerlo, en el mismo cambio está la Cura, porque hay que entender que lo que dejamos es porque no nos sirve, o por circunstancias ajenas a nosotros debía "partir", y de ahí lo sencillo que resulta dejarlo, ya que no nos quedamos sin nada, pasamos de una posesión a otra de inmediato, por lo tanto la carencia de lo que nos apartamos, se sustituye por algo que se espera sea de mayor beneficio para Uno.

       El ejemplo más sencillo, aterrizado en nuestro tema central (Alimentación) puede ser La Leche. ¿Cómo?, dejar de tomarla, dejarle de dar a los niños, es a veces algo inimaginable, pero el cambio no nos deja sin nada. Al contrario, nos abre un espectro más amplio de opciones y cuando descubrimos que existe lechada de almendras, de coco, de nuez, de avena, de semilla de girasol, de alpiste, etc… nos damos cuenta que manteníamos un apego a un producto que no nos dejaba ver que hay opciones más económicas, más nutritivas y variadas que la simple leche de vaca, y recetas se encuentran por cientos en la red.

       Otro ejemplo, por sencillo que parezca. Dejar de ver la televisión como arrullo antes de dormir, sin duda hay quien no lo visualiza ni considera. Pero en cuanto al descanso pleno, es ampliamente sabido que la sobre estimulación de noticieros, series e incluso transmisión de eventos deportivos previos al descanso literalmente lo nulifican, de esta manera, si, en efecto, caemos dormidos por la fatiga normal del día, pero el descanso mental resulta severamente afectado.

       La limpieza interna del organismo es una acción que se atiende casi exclusivamente a través de los alimentos y se focaliza a la condición gástrica, sin embargo la limpieza del organismo implica también mente y emociones, e ir despegándonos de ciertas costumbres al principio nos parecerá inimaginable, casi atroz, pero al atreverse y vivir los efectos positivos sin duda es de gran beneficio, impacto y satisfacción integral, ¡haz trofoterapia!.