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lunes, 19 de diciembre de 2016

Monster Chef “Senior” (Parte 2), La Final…



Triunfó el nacionalismo, la defensa a los valores culinarios locales, la destreza en el uso de los insumos de la región. La apariencia física (sin prejuicios) y la humildad del chef, el peso de la tradición de los platillos y los elementos clásicos de la gastronomía mexicana fueron los ingredientes para ganar el reto.

            A través de mixiotes, pozoles, tortillas, confitados, harinas, pocas verduras (de adorno), proteínas animales y toda la serie de elementos culinarios que enmarcan la comida mexicana, se erigió una ganadora de este concurso. La propuesta más abierta o “internacional” se quedó rezagada por la alta tendencia a cuidar y enarbolar la conservación de “lo nuestro”.

            Durante el desarrollo del concurso, pocas veces, o más bien nunca se comentó sobre el valor nutricional de los platillos presentados, y los nutritivos brotes que se llegaban a usar, quedaban en el plato como mero desperdicio de adorno. Y si bien se entiende que se trata de un concurso de gastronomía, con patrocinadores que invierten grandes cantidades en presupuesto para posicionar sus productos, habría que tomar en cuenta el impresionante impacto que genera en el colectivo, la idea de que naturalmente debemos comer así, apelando al colorido, sabor y nacionalismo de la comida, más allá de su impacto o aporte real de nutrientes y otros beneficios al organismo.

            La emisión es definitivamente un “reality” que busca la generación de audiencia a costa de lo que sea, la idea de “gastronomía” está un tanto desequilibrada al echar mano de insumos que un verdadero Chef jamás usaría como lo son panes refinados, pastas pre cocidas o concentrados de sabor que atentan contra cualquier habilidad culinaria de real sazón.
           
            Se entiende también que efectivamente el asunto nutricional es el menos importante o pertinente en esto, sin embargo… El grado de responsabilidad social que implica el manejo de un canal de televisión de cobertura nacional debió de promulgar por la concientización sobre la idea de que las preparaciones hechas para el concurso, no son tampoco el ejemplo de una dieta cotidiana.

            El desperdicio de comida es otro factor muy importante que siempre fue ignorado, y la ostentación en el suministro de insumos con grandes cantidades de materia prima para sacar un plato con menos del 10% del total del producto da a pensar en qué habrá pasado con el resto, tanto de la preparación como de la degustación.

            En resumen, el manejo del concepto de comida sigue siendo distante del concepto de Alimentación, y los medios masivos tienen responsabilidad en ello. Hagamos de la preparación de alimentos, una herramienta que beneficie nuestra salud, y las elaboraciones gourmet para momentos de celebración especial.

No es que sea un mal programa, únicamente lo que aquí se apela, es a la posibilidad de aprovechar un espacio de esa magnitud para emitir, a la par de mensajes “chovinistas” sobre nuestra sazón, que también se debe buscar en la alimentación una actividad sustentable, con alto valor nutricional, sin desperdicio desmedido, que mejore, mantenga e incluso corrija nuestra salud y que obviamente sea muy agradable al paladar.

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Bon appetit!