Agua con limón, para mejorar la digestión…
Sandía, con lo blanco y las semillas, para despertar “la
Alegría”…
¿Se le cae el cabello? Molonqui para dama o caballero…
Así es como
se percibe la posibilidad de restituir o mejorar ciertas condiciones de Salud
que han ido mermando “naturalmente” con el tiempo. Es muy cotidiano escuchar y
ver en las calles puestos ambulantes con productos para mejorar casos comunes,
y difíciles, como diabetes, piedras en el riñón, problemas de hígado, falta de
sueño, baja potencia sexual y más, mucho más.
Estos
puestos, y a veces tiendas formalmente establecidas, que ofrecen estas
soluciones naturales no están tan errados, y el “remedio” que ofrecen es
realmente el indicado para mejorar tal o cual condición de salud que nos viene
aquejando y que hemos descuidado. Siendo realistas, la oferta de productos y
formas naturales para solucionar condiciones de salud adversas existen, pero el
asunto que no permite la eficacia total y contundente de los beneficios que se
ofrecen a través de estos productos es la condición actual de la persona en
específico.
Me explico:
Regularmente pensamos que las condiciones de salud adversas nos llegan
naturalmente “por la edad”, y si bien el factor tiempo es determinante, no es
NECESARIO que a su paso traiga de regalo las enfermedades. Sin embargo la
correlación “edad / falta de salud” se cree normal y de nuevo “natural”. Ese es
un factor, y el otro es, como hemos hablado ya en tres entradas anteriores, la
ACIDIFICACIÓN general de nuestro organismo.
Esta
acidificación (casi normal por el paso del tiempo) es causante de dos
circunstancias específicas: UNA, de condiciones crónico – degenerativas prematuras,
prevenibles y corregibles al mejorar esta condición. Y la OTRA que provoca, es
que precisamente toda esta gama de ofertas naturales para mejorar o solucionar
condiciones de salud NO FUNCIONE DE MANERA CORRECTA.
El cuadro es
sinceramente contradictorio, imaginemos: Va la persona por la calle, “en
familia”, y de cierto es que ya ha presentado dolores al orinar, pero en el
restaurante que acaba de visitar, ya se bebió un refresco light, si le puso sal
de mesa a su comida, y ésta fue un tanto grasosa porque “en la semana se cuida”
y el fin de semana es para darse “ciertos gustos”… Ok. Pero entonces escucha
que el te de “no se que hierbas” (no se puede recomendar algo así de la nada)
limpia el riñón, mejora el aliento, quita lagañas, (porque los vendedores le
echan de su cosecha), aparte “recoge bilis”, y casi casi hasta blanquea la
ropa. Obvio estamos exagerando, porque para vender se promete mucho a veces.
Sin embargo no hay duda de que la herbolaria ofrecida sea buena, no invasiva,
amigable y hasta eficaz para la condición que nos aqueja, pero…
Va de nuevo,
la acidificación que existe en nuestro entorno es tan alta que no permite la
acción de “los remedios naturales” y caemos en las contradicciones propias de
estar al tanto de nuestra salud con opciones naturales porque “no nos gusta
tomar medicamentos” y el círculo se forma; tenemos el síntoma, (originado por
un mal consumo), optamos por el remedio natural y por lo mismo nos permitimos
más “acidificación”, porque ya lo estamos “combatiendo”, por lo mismo
mantenemos el entorno ácido, y el remedio, ante la ingesta tóxica
definitivamente no trabaja, y la condición se mantiene e incluso empeora con el
tiempo que perdimos en el transcurso de la dinámica de “ya le bajé y aparte estoy tomado el te para..."
No hay
remedio natural que pueda trabajar en un entorno ácido, ninguna hierba,
infusión, fruta, polvo, extracto, ni nada que tenga pureza trófica va a
prosperar en un ambiente acidificado. Es necesario alcanzar esta pureza
sistémica para que la “farmacéutica natural” tenga en nosotros terreno de acción.
De lo
contrario, y así lo tiene pensado la industria de los medicamentos: a males
originados por altas dosis de acidez, más acidez con la química, sí, se ve
solución momentánea, pero de que se impacta de otra forma, de eso no hay duda.
Nosotros tenemos la decisión: mantener acidez y remediar momentáneamente con
más acidez, siempre considerando el indudable impacto a futuro; o alcanzar
pureza trófica, erradicar acidez, y cuando se presente circunstancialmente
alguna condición adversa tratarla realmente de forma eficaz y eliminarla
definitivamente de nuestro entorno, NATURALMENTE.
¡SaludOS!