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miércoles, 29 de abril de 2015

Todos somos Trofólogos, ¡cómo no!




"Siempre he creído que la Conciencia colectiva es determinante para la Conciencia individual..."
La Trofología, por definición, concierne a todo aquello que se alimenta concientemente.

Sin embargo, como en  todo blog personal, en donde pondera el punto de vista subjetivo del que escribe, para mi este concepto puede inmiscuirse en prácticamente todas las áreas de la Vida de las personas si planteamos una pregunta general: ¿De qué te alimentas? Y en el aspecto nutritivo, visual, auditivo, táctil y para no dejarlo a un lado, el olfativo también; como buenas “antenas receptoras” que somos, todo, absolutamente todo lo que penetra a través de nuestros sentidos tendrá algún impacto en nuestro organismo, bueno o malo, pero lo tendrá, de ahí la idea del título de que todos somos trofólogos, -y subrayo- ¡cómo no!

Bajo la perspectiva trofológica, el tema de las combinaciones es de suma importancia; que ¿qué combina con qué?, que si la féculas con las proteínas ¿van o no van?, que si las frutas pueden ingerirse de todas a la vez; que si el aguacate genera proteína con las leguminosas… Es más, que si el agua (ya no digamos el refresco) combina o se puede mezclar con los sólidos al momento de alimentarnos. En fin. Puede sonar caótico, pero si nos disciplinamos y queremos obtener lo mejor de todo aquello que consumimos siempre será bueno echar un vistazo y considerar el cómo mezclamos nuestros insumos alimenticios, y la Trofología tiene bases muy sólidas para determinar qué se requiere para obtener lo mejor de lo mejor en el tema alimenticio.

Hay “tradiciones” que nos han perseguido durante años, y el clásico licuado de plátano, huevo y chocolate para el desayuno es una de ellas, (sin tocar el delicado tema del consumo humano de leche de vaca, o la calidad actual en la producción de huevo, así como la “originalidad” de lo que entendemos por chocolate), y en definitiva es esta una muy mala combinación para el aparato digestivo. La cultura popular, por el contrario, es muy sabia, y el dicho “¿Te vas con Melón o con Sandía?” nos enfrenta ante una elección entre ambas, porque ni juntas, ni mezcladas con ninguna otra fruta van, debido a su alto contenido acuoso y enzimático.

Otra malísima combinación es la que se forma con mariscos y quesos, (dile adiós, durante procesos de desintoxicación, a las cazuelas de mariscos o a la Pizza marinera) en donde se juntan dos proteínas que ponen en jaque a nuestra capacidad gástrica para digerir las proteínas, y más si va acompañada de una helada y refrescante cerveza.

Te lo pongo así:

¿Escucharías heavy metal en un velorio?... ¿Verías “Las 50 Sombras de Grey” un domingo en casa, con tus suegros?, ¿tocarías tu moderno celular “touch”, con las manos llenas de grasa después de cambiar una llanta?, puede que si bajo ciertas, y muy especiales circunstancias. Pero en general, hay cosas que por sentido común no más no van, y de ahí, de nuevo el por qué de que para mi TODOS SOMOS TROFÓLOGOS, ya que la intuición la tenemos, solo es necesario concientizarte de lo que combinas y consumes.

Si no te es sencillo entender ¿qué se puede combinar con qué? al momento de alimentarte, no te presiones, en realidad nadie nos ha enseñado a comer, salvo la mala (y desde mi punto de vista, dolosa) información de los comerciales de televisión, pero mejor, para no errarle, consulta a tu Trofólogo.


¡SaludOS!

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