"Siempre he creído que la Conciencia colectiva es determinante para la Conciencia individual..."
La Trofología, por definición, concierne a todo aquello que se alimenta
concientemente.
Sin embargo, como en todo blog personal, en donde pondera el punto
de vista subjetivo del que escribe, para mi este concepto puede inmiscuirse en
prácticamente todas las áreas de la Vida de las personas si planteamos una
pregunta general: ¿De qué te alimentas? Y en el aspecto nutritivo, visual,
auditivo, táctil y para no dejarlo a un lado, el olfativo también; como buenas
“antenas receptoras” que somos, todo, absolutamente todo lo que penetra a
través de nuestros sentidos tendrá algún impacto en nuestro organismo, bueno o
malo, pero lo tendrá, de ahí la idea del título de que todos somos trofólogos, -y subrayo- ¡cómo no!
Bajo la perspectiva trofológica, el tema de
las combinaciones es de suma importancia; que ¿qué combina con qué?, que si la
féculas con las proteínas ¿van o no van?, que si las frutas pueden ingerirse de
todas a la vez; que si el aguacate genera proteína con las leguminosas… Es más,
que si el agua (ya no digamos el refresco) combina o se puede mezclar con los
sólidos al momento de alimentarnos. En fin. Puede sonar caótico, pero si nos
disciplinamos y queremos obtener lo mejor de todo aquello que consumimos
siempre será bueno echar un vistazo y considerar el cómo mezclamos nuestros
insumos alimenticios, y la Trofología tiene bases muy sólidas para determinar
qué se requiere para obtener lo mejor de lo mejor en el tema alimenticio.
Hay “tradiciones” que nos han perseguido
durante años, y el clásico licuado de plátano, huevo y chocolate para el
desayuno es una de ellas, (sin tocar el delicado tema del consumo humano de
leche de vaca, o la calidad actual en la producción de huevo, así como la
“originalidad” de lo que entendemos por chocolate), y en definitiva es esta una
muy mala combinación para el aparato digestivo. La cultura popular, por el contrario,
es muy sabia, y el dicho “¿Te vas con Melón o con Sandía?” nos enfrenta ante
una elección entre ambas, porque ni juntas, ni mezcladas con ninguna otra fruta
van, debido a su alto contenido acuoso y enzimático.
Otra malísima combinación es la que se forma
con mariscos y quesos, (dile adiós, durante procesos de desintoxicación, a las
cazuelas de mariscos o a la Pizza marinera) en donde se juntan dos proteínas
que ponen en jaque a nuestra capacidad gástrica para digerir las proteínas, y
más si va acompañada de una helada y refrescante cerveza.
Te lo pongo así:
¿Escucharías heavy metal en un velorio?...
¿Verías “Las 50 Sombras de Grey” un domingo en casa, con tus suegros?,
¿tocarías tu moderno celular “touch”, con las manos llenas de grasa después de
cambiar una llanta?, puede que si bajo ciertas, y muy especiales
circunstancias. Pero en general, hay cosas que por sentido común no más no van,
y de ahí, de nuevo el por qué de que para mi TODOS SOMOS TROFÓLOGOS, ya que la
intuición la tenemos, solo es necesario concientizarte de
lo que combinas y consumes.
¡SaludOS!
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