Al frente se encuentra todo un regimiento gastronómico camuflado con plásticos multicolor. El armamento es de grueso calibre, y no faltan provisiones. Los cañonazos de aromas son irresistibles y las metrallas de sabores arteras e ineludibles.
Durante
la celebración de la batalla del “5 de Mayo” (y en otras más), aquí en Puebla
(y en otros lugares también), se ofrece una amplia variedad de antojos, -que
muy pretencioso me veré si trato de nombrarlos y describirlos todos-, chalupas,
pelonas, molotes, chanclas, pambazos, flautas; aparte de buñuelos, tamales,
“jarritos locos” … ven, es imposible, y caí en lo pretencioso.
Aquí el factor común es uno,
y, “trofologueando” la cuestión es: ¿Alguno alimenta? Sustancialmente me atrevo
a decir, ¡NO!, ninguno alimenta de manera importante. Por el contrario, en su
gran mayoría, si no es que todos, aportan excesos tóxicos a nuestro organismo.
Es decir, su consumo en exceso, atenta contra la Salud. ¿Lo sabemos, no?, y aun
así, tanto la variedad dulce, como la salada en las celebraciones es tan vasta
que nos falta tiempo, espacio estomacal o dinero(?) para probar de todo.
*…bueno,
¿y luego?*
La
Reflexión de hoy, si me lo permiten, es que se puede ir a ese explosivo campo
de batalla, que en sabores es tan disfrutable y sobre todo durante una
celebración popular; y medirse radicalmente en la ingesta de esta comida, -es
ideático intentar erradicar consumos-, pero sí que quepa la prudencia. Ese es
el reto. ¡NO HACE FALTA ACABAR CON EL ENEMIGO DE UN SENTÓN! (lo frito, lo
azucarado, lo súper grasoso, lo pintado, lo lácteo, etc.), evitemos comer con ese
frenesí, como si nunca nos fuéramos a encontrar de nuevo con un puesto de
chalupas, churros, molotes o tostadas, eso, es caer en el “genocidio
gastronómico”.
Si
se está en proceso de desintoxicación, obvio que es totalmente imposible el
consumo de esta gastronomía, pero en una vida de alimentación consciente,
desintoxicada en más ámbitos de la Vida, y habiendo hecho ya algún programa,
cabe la posibilidad de que durante las celebraciones te des el gusto de comer
algo así, (en realidad lo dudo), y ya luego hacer procesos de limpieza.
Si no se ha hecho nunca nada
por la limpieza profunda del organismo, el comenzar, insisto; con la mesura, la
regulación, el “autocontrol” en el consumo. Ese ya es, a mi parecer, un “primer
acto trofológico”. Y dado que la eficacia de los remedios naturales es
totalmente proporcional al grado de desintoxicación personal, casi siempre el
control de los estragos por desmesuras en este tenor alimenticio remite a
productos farmacéuticos, que duplican la carga tóxica a otros órganos.
Medirse es una batalla ganada
a favor de la Salud. Por eso procuremos que “Después de la Batalla”, no
batallemos en el baño, tratando, con muchos esfuerzos “expulsar” al enemigo.
¡FELIZ
ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE PUEBLA!
¡SaludOS!
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